La historia del juego se nos presenta a través de una cinemática introductoria similar a una caricatura simple pero efectiva. No hay diálogo, pero este silencio no es muy embarazoso porque el tema resulta bastante elemental: dos conejos antropomórficos entran en un templo y descubren un anillo mágico y obviamente malvado. Éste captura el alma de uno de los dos exploradores, lo que obliga al otro a emprender un viaje por diferentes mundos. Bueno, tanto como decir que el escenario no tiene absolutamente ninguna importancia y que solo sirve para justificar (más o menos) la sucesión de niveles por recorrer. Desde los primeros pasos, el homenaje a los juegos de plataformas de los 90 parece evidente. Y apenas se tarda más en darse cuenta de que también resulta ser un gran éxito. En lugar de infligirnos píxeles grandes y fluidos como una referencia retro, la dirección de arte tiene la inteligencia de evocar los gráficos de antaño mientras los sublima. El secreto está en un pixel art muy fino, que te permite jugar en ambos sentidos. Examinando atentamente la pantalla, se pueden distinguir sutiles pero encantadores efectos de escalera, mientras que la impresión general sigue siendo la de una gran nitidez. ¡Esto es muy bien visto por los desarrolladores! No dudaremos en atribuirles también el bestiario vegetal, que transforma muchas frutas y verduras en terribles enemigos. En el menú del día: cacahuetes enojados, venerables zanahorias, mazorcas de dientes afilados, nabos saltarines, calabazas en llamas, pitahayas espinosas, plátanos misil, sandías bien protegidas y otros tomates fogosos que lanzan zanahorias. Estos refrescantes adversarios están muy bien animados, al igual que nuestro héroe lepórido. Este último también se maneja fácilmente, dos botones suficientes para controlarlo. Uno es para saltar y el otro para atacar/girar.
ABAJO LAS MÁSCARAS
No creas que la jugabilidad es simplista. No solo la dificultad es bastante alta (volveremos a esto más adelante…) sino que el juego nos ofrece constantemente pequeñas variaciones de juego. Dependiendo de los niveles, tendremos que atrapar ollas con las orejas y blandirlas contra los enemigos, activar interruptores día/noche para neutralizar temporalmente a ciertas criaturas, utilizar cuerdas o tirolinas, subirse a tirachinas gigantes, colgarse de anillas, escapar de un tornado o lago ácido ascendente, y utilizan plataformas de todo tipo (movibles, giratorias, desmenuzables, etc.). Esta búsqueda constante de variedad también se expresa a través de la posibilidad de ponerse cuatro máscaras diferentes. Estas secuencias están "guionizadas" porque están reservadas para momentos muy concretos, pero permiten diversificar aún más la jugabilidad. La máscara de águila te da acceso a pasajes donde puedes volar y disparar proyectiles de campana, la máscara de tiburón te permite nadar bajo el agua y, de paso, "correr", mientras que tomar la apariencia de un tigre te otorga la capacidad de escalar paredes. En cuanto a la máscara de lagarto, cambia por completo la naturaleza misma del juego, que luego se convierte en un corredor automático por unos momentos. El jugador ya no tiene el control de los movimientos del personaje y solo puede realizar un doble salto o un empuje diagonal bajo. La idea es interesante, pero el éxito depende demasiado de "morir y reintentar" y aprender de memoria los obstáculos que se avecinan. Este punto ligeramente negativo afortunadamente pesa poco frente al resto de cualidades de la aventura, que nos ofrece escenarios variados (nieve, isla, bosque, lava, lago ácido...) y siempre acertados, así como varios jefes bien hechos. Una vez más, los desarrolladores han conseguido transcribir todo lo que hacía las delicias de los plataformas de antaño.
¡EL CONEJO, EL CONEJO!
Bajo su simpático aire de juego, Kaze and the Wild Masks aún esconde una dificultad bastante alta… y no necesariamente muy bien gestionada. Por lo tanto, a los jugadores solo se les ofrecen dos modos de dificultad, el modo "relajado" que les permite beneficiarse de corazones y puntos de control adicionales en comparación con el modo "normal". Y en ambos casos, la receta queda bastante picante. Francamente, la presencia de uno o dos modos adicionales no hubiera sido demasiado, para que todos pudieran orientarse. Por desgracia, los desarrolladores han elegido un camino completamente diferente, lo que nos parece un poco bastardo. Después de un cierto número de muertes en un nivel, el juego nos ofrece simplemente saltarlo y desbloquear el siguiente nivel. Un concepto divertido, que puede animar a los menos disciplinados a perderse varias secciones importantes del juego. ¡Incluso se puede esquivar al jefe final! También es en este momento que muchos jugadores corren el riesgo de romperse, porque esta secuencia no ofrece ningún punto de control, ¡aunque el jefe nos impone ocho fases diferentes! Nos tomó un total de diez horas de juego (una parte importante de las cuales se perdió en este maldito jefe) para acceder a los créditos finales, que van acompañados de una pequeña escena cinematográfica de cierre y una pantalla estampada con la palabra "¿final?". Esta versión interrogativa indica que a los jugadores más incansables les esperan otras sorpresas, a quienes les gustaría completar todos los desafíos que ofrece el juego.Efectivamente, es posible recolectar las letras K, A, Z y E en cada nivel, para desbloquear obra de arte También puede buscar dos áreas de bonificación en cada sección, que ofrecen pequeños desafíos cronometrados. Si superas todos los desafíos de cada mundo, se desbloquea un nivel local adicional. Finalmente, el último desafío opcional es recolectar cien cristales morados en cada nivel. ¡Es este último punto el que parece poder desbloquear el final real, al que los jugadores más implacables podrán acceder al precio de unas horas adicionales de juego!