Prueba la jungla de Tokio

Prueba la jungla de TokioUna vez superada la breve introducción que nos informa de que los nombres que aparecen en el título son totalmente ficticios -sería una pena que el gato Félix o incluso el perro Pif fueran un problema- Tokyo Jungle nos transporta a una versión post-apocalítica del famosa ciudad japonesa y más particularmente en lo que queda del distrito de Shibuya y sus alrededores. Habiendo desertado el hombre del planeta por razones misteriosas, la ciudad japonesa se repuebla muy rápidamente con animales domésticos y otras especies escapadas del zoológico, cada una de las cuales busca subir a la cima de la cadena alimenticia. Para acercarnos a este entorno hostil en el que impera la ley del más fuerte, los estudios de Crispy nos ofrecen dos alternativas. El modo "Historia", divertido pero ligeramente prescindible, recorre varios momentos clave en el surgimiento de ciertas especies y desentraña gradualmente la trama sobre la desaparición de la humanidad. El modo supervivencia, la piedra angular del título, nos ofrece proyectarnos en las patas de un animal de nuestra elección, y establecernos como el rey de esta jungla urbana para los menos inhóspitos. Para ello, se pone a nuestra disposición un bestiario variado y totalmente confuso, que va desde el más bonito de los chihuahuas, hasta la más ágil de las gacelas, pasando por los antiestéticos hipopótamos y sin olvidarnos de las terribles hienas o los carnívoros lobos.



 

Instinto de supervivencia

 

Prueba la jungla de TokioUna fauna propicia para situaciones incongruentes, con el menú de peleas inverosímiles que pueden oponer un beagle a un caimán en las alcantarillas de Tokio, o un ciervo a una tribu de gatos callejeros defendiendo su territorio. Esta faceta permite que Tokyo Jungle se renueve con cada nuevo juego, ofreciendo varios enfoques de supervivencia según la especie elegida. Mientras que un canino con garras afiladas no tendrá dificultad para saltar alrededor del cuello de los depredadores para salir de él, un herbívoro sin colmillos tendrá que mantener un perfil bajo y, en la mayoría de los casos, optar por la discreción al esconderse en la hierba alta o incluso al huir. Pero nuestra supervivencia dista mucho de ser fácil, ya que además de los terribles depredadores a los que enfrentarse o huir como la peste, los jugadores también tendrán que lidiar con el descomunal apetito de su avatar animal. De este modo, se va vaciando gradualmente un indicador de hambre y depende de nosotros, gracias a comandos intuitivos, alimentar a nuestro compañero ya sea cazando o alimentándonos de las muchas plantas de la capital. También será necesario sobrevivir al mal tiempo y otras trampas que la naturaleza reserva en forma de nieblas tóxicas o lluvia ácida. Pero nuestros animales también están lejos de ser inmortales, y los desarrolladores van más allá al introducir la reproducción en este ecosistema. Una vez marcado su territorio en una de las cinco regiones del distrito de Shibuya, es posible aparearse con una hembra de su elección y así perpetuar su reinado durante varias generaciones, heredando la descendencia los rasgos de sus padres.



 

La ley de la selva

 

Prueba la jungla de TokioCombinados, estos elementos del juego hacen de Tokyo Jungle un título realmente adictivo. También se beneficia de un sistema de desafío amigable, que ofrece puntuación inteligente. De hecho, durante nuestro progreso, muchos desafíos para lograr, permitirán tanto desbloquear nuevas habilidades, como recuperar los puntos necesarios para la compra de divertidos atuendos para nuestra criatura o la recuperación de nuevas especies, como el Velociraptor. Tokyo Jungle coquetea así desde lejos con los títulos de RPG sin realmente dar el paso. Lo bueno es que cada nuevo juego verá la lista de desafíos reiniciada, evitando así una sensación de déjà vu y dando al título una vida útil ejemplar. Tokyo Jungle no está libre de defectos, empezando por sus deficiencias técnicas que seguramente serán prohibitivas para algunos. Lejos de llevar al límite a la PS3, el título adolece de una calidad gráfica muy minimalista. El modelado de animales, sin ser catastrófico, no llega a las alturas, y es cierto que muchas veces tenemos cierta dificultad para disociar un gato de una liebre en este montón de escombros que constituye nuestro coto de caza. El modelado de los ambientes también es cuestionable con una flagrante falta de detalle y delicadeza. A pesar de ello, el tamaño de la ciudad y la pluralidad de zonas por descubrir (calles comerciales, alcantarillas, zonas residenciales, etc.) ofrecen una visita exótica que borrará algunos de los defectos mencionados y conseguirá cautivar a los jugadores que deseen reescribe el juego, la historia de la vida en un escenario del fin del mundo, ¡solo o en modo cooperativo!


 



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